La suplementación alimentaria consiste en tomar productos que aportan nutrientes, vitaminas, minerales, antioxidantes u otras sustancias beneficiosas para la salud que pueden faltar o ser insuficientes en nuestra dieta habitual. La suplementación alimentaria puede ayudarnos a mejorar nuestro bienestar, prevenir o tratar algunas enfermedades, reforzar nuestro sistema inmunológico, aumentar nuestro rendimiento físico o mental, o simplemente sentirnos mejor con nosotros mismos.
Pero, ¿por qué necesitamos suplementarnos si comemos de todo? Bueno, resulta que no siempre comemos de todo, ni todo lo que comemos es de buena calidad. Algunos factores que pueden afectar a nuestra nutrición son:
– El estrés: vivimos en un mundo acelerado y exigente, que nos genera ansiedad y nos hace liberar hormonas que alteran nuestro metabolismo y nuestro apetito. A veces, comemos más de lo que necesitamos, o elegimos alimentos poco saludables, como los dulces, las grasas o el alcohol. Otras veces, nos saltamos comidas o no tenemos tiempo de cocinar. Todo esto puede provocar deficiencias nutricionales que nos hacen sentir cansados, deprimidos o irritables.
– La contaminación: el aire que respiramos, el agua que bebemos y los alimentos que consumimos pueden contener sustancias tóxicas que dañan nuestras células y órganos. Estas sustancias pueden ser pesticidas, metales pesados, aditivos, conservantes, colorantes, etc. Para combatir estos agentes nocivos, nuestro cuerpo necesita antioxidantes, que son moléculas que neutralizan los radicales libres que causan el envejecimiento y las enfermedades. Los antioxidantes se encuentran en frutas, verduras, frutos secos, té verde, chocolate negro, etc. Pero a veces no son suficientes, y necesitamos un aporte extra de suplementos que los contengan, como la vitamina C, la vitamina E, el selenio, el zinc, el resveratrol, la coenzima Q10, etc.
– La edad: a medida que envejecemos, nuestro cuerpo cambia y nuestras necesidades nutricionales también. Por ejemplo, los huesos se vuelven más frágiles y necesitan más calcio y vitamina D. Los músculos se debilitan y necesitan más proteínas y aminoácidos. El cerebro se deteriora y necesita más ácidos grasos omega-3, colina, fosfatidilserina, ginkgo biloba, etc. La piel se arruga y necesita más colágeno, ácido hialurónico, biotina, etc. La vista se reduce y necesita más luteína, zeaxantina, astaxantina, etc. La digestión se ralentiza y necesita más fibra, probióticos, enzimas, etc. La libido se disminuye y necesita más maca, tribulus, ginseng, etc. Estos son solo algunos ejemplos de los suplementos que pueden ayudarnos a mantener una buena calidad de vida en la tercera edad.
– La actividad física: el ejercicio es muy bueno para la salud, pero también implica un mayor desgaste y una mayor demanda de nutrientes. Los deportistas necesitan más energía, más hidratación, más oxígeno, más recuperación y más protección. Por eso, pueden beneficiarse de suplementos que les aporten carbohidratos, proteínas, aminoácidos, creatina, cafeína, electrolitos, antioxidantes, antiinflamatorios, etc. Estos suplementos pueden mejorar su rendimiento, su resistencia, su fuerza, su masa muscular, su recuperación y su salud articular.
Como ves, hay muchas razones por las que la suplementación alimentaria puede ser importante para ti. Pero no te lances a comprar cualquier producto sin informarte bien. No todos los suplementos son iguales, ni todos te van a sentar bien. Antes de suplementarte, debes consultar con tu médico, tu nutricionista o tu farmacéutico, que te podrán asesorar sobre qué suplementos son los más adecuados para tu caso, en qué dosis, en qué momento y durante cuánto tiempo. Además, debes leer bien las etiquetas, elegir productos de calidad, seguir las instrucciones de uso y estar atento a posibles efectos secundarios o interacciones con otros medicamentos o alimentos. Recuerda que los suplementos no son un sustituto de una dieta equilibrada y variada, sino un complemento que puede ayudarte a mejorar tu salud y tu calidad de vida